A la velocidad con la que todo se propaga en el Vichada...

Antes de viajar al Vichada a muchos nos dijeron: cualquier noticia, cualquier novedad, se propaga en el pueblo -o en el resguardo- a una velocidad asombrosa. En efecto, cada minuto nos enterábamos quién venía de Bogotá, qué multinacional había llegado a la zona o cuál se había ido, en qué colegio podrían suspenderse las clases. Sin embargo, no estando en el Vichada es casi imposible enterarse de los cambios que, a una velocidad alarmante, ocurren en la región. Muy distinta es la situación en dirección contraria: muchos de los niños y jóvenes de los colegios están al tanto, a través de los principales medios de comunicación, de los trancones en Bogotá, de los últimos chismes de las estrellas de televisión e inclusive de lo que sucede en otros continentes. Pocas noticias más ajenas a su realidad.

Nuestra intención es que PE JANIA IRA sea también un canal para difundir noticias y reflexiones que a cada momento están produciéndose en el departamento, y que retratan una realidad que pertenece a nuestro país pero que difícilmente llama la atención de otros medios. Los invitamos en esta sección a leer algunas de nuestras experiencias en los internados del Vichada, y esperamos que muy pronto, también algunos textos de los niños, jóvenes y profesores del departamento; ejercicios hechos por ellos mismos para dar a conocer noticias, reflexiones, versiones e historias sobre su región.

Queremos transmitir con nuestras crónicas, cuentos y otros textos algo de nuestra experiencia en el departamento, dejar entrever alguna reflexión, algún sentimiento... Y que estas palabras, que nos trasportan a esos lugares o nos ponen en el reto de hablar sobre nosotros mismos, sobre nuestras percepciones y opiniones de unas realidades que hoy no sentimos tan lejanas, puedan también acercarlos a ustedes y darles otras miradas de lo que se vive día a día en algunos sitios de este departamento... a la velocidad con la que todo se propaga en el Vichada.

La bienvenida

Por Julián Peláez

Cumaribo es un pueblo de trotamundos, de personas que viven su vida lejos de donde la comenzaron. Por eso la memoria del pueblo está constituida por el recuerdo de otros lugares. Fragmentos de la historia nacional marcan las trayectorias que los llevaron hasta este punto en la llanura. No hizo falta mucho tiempo para comprender esto: apenas habíamos acabado de llegar y yo aún pasaba el guayabo de una noche de fiesta de estudiante universitario capitalino cuando me estrellé con el cambio de realidad.

Esto fue lo que registré en mi primera tarde en el Vichada, lo dejo tal cual lo escribí entonces.

Diario de Campo. Piramirí, Vichada
Viernes 16 septiembre 2011

¡Todo mundo come jamoneta, ajá!

Por Lorena Ramírez González

Después de celebrar el día del alumno en el Colegio Santa Teresita del Tuparro, esta se convirtió en una de las frases que cantaban los niños desde sus dormitorios (que cierran sus puertas después de la comida, entre 5:40 y 6:00 pm), cuando estaban en el kiosco o cuando llegábamos a la clase. La repetían dándole un toque personal, hasta irónico, muy contextualizado con una de las comidas más frecuentes del colegio, a la letra de la canción De dónde vengo yo de Choquibtown, que en aquella jornada dedicada a los estudiantes habían cantado los tres profesores provenientes del departamento del pacífico Colombiano.

Esperanza de vida en el Vichada

Por Tatiana Cely López 


Al llegar del Vichada afloran ideas, vivencias y sentimientos memorables. Unos generan nostalgia; otros alegría, impotencia, cuestionamientos, pero sobre todo esperanza, aun cuando algunas situaciones que se viven en la región parecieran impedirlo, pues teniendo en cuenta el contexto y la coyuntura actual (llegada de las empresas petroleras, actividades agroindustriales, inadecuados gobiernos, etc.) se hace difícil pensar en una vida diferente que genere oportunidades que lleven a las comunidades a gozar de un verdadero bien-estar.

Extracto de diario de campo 2

Por Marcela Cely Santos

Martes 12 de abril de 2011.
Institución Educativa Theodoro Weijnen /Misión Resguardo "La Pascua". 
La Primavera, Vichada, Colombia.

Alex, un profesor del internado, nos cuenta cómo fue su lucha por seguir estudiando. Muy seguramente apartes de su historia son similares a las de otros niños que estudian y han estudiado en la Misión, y muy seguramente muchas no han tenido finales tan exitosos.

(…) El padre de Alex es un llanero de pies a cabeza. Como buen llanero, solo basta su presencia para intuir de quién se trata: un tipo pujante, dedicado al ganado. Este hombre nunca creyó en el poder progresista del estudio, como sucede con varios llaneros de la región. Muchos dejan a sus hijos en el internado para que obtengan lo básico, usando palabras del mismo Alex “solo les interesa que sus hijos aprendan a leer y a escribir, y que sepan contar dinero”. Pues bien, el papá de Alex es así, alguien que está orgulloso de ser un ejemplo de cómo una persona con solo educación básica primaria puede vivir tranquilamente si conoce un oficio, en este caso, cuidar del ganado.

Haciendo "bokobus"

Por María Angélica García Villamil

Era un día miércoles en el internado de Piramirí. Luego de levantarnos al amanecer con el llamado de los monos aulladores, habitantes del parche de bosque aledaño al colegio, nos preparamos para un taller extracurricular de manualidades. La actividad estaba destinada para los niños y niñas de todas las edades que quisieran participar. El sitio de encuentro era un kiosco, un lugar central y muy concurrido a la hora de descanso por los estudiantes. En el taller de “bokobus”, “lagartijas” en lengua Sikuani, haríamos junto con los niños figuras de este animal utilizando nylon y chaquiras de colores que estaban en desuso en la bodega del colegio.


Del redescubrimiento del propio ser, a través del descubrimiento de otros

Por Claudia Arbeláez 

Es fácil acostumbrarse a lo predecible, calculable y cómodo. Lo contrario, salirse de la zona de confort propia, requiere fuerza y determinación.

Por esto, salir de Bogotá en Septiembre de 2011 para formar parte de un emprendimiento con jóvenes indígenas en el olvidado departamento del Vichada, al oriente de Colombia, fue arriesgarme a hacer más, teniendo menos.
Mis otros dos compañeros y yo habíamos elaborado un plan de trabajo sofisticado, con fechas y objetivos muy claros. Sin embargo, al llegar a la zona, nos encontramos con un lugar alejado física y culturalmente del resto del país, a donde se llegaba luego de viajar dos días por río, con electricidad limitada, sin internet, ni teléfono, con un calor extremo, en una zona bastante tensa por ser paso obligado de los traficantes de gasolina con Venezuela y además rodeada de cultivos ilícitos de coca…

Escribiendo con las niñas Boponé…

Por Lorena Ramírez González

Quizás uno de los grandes retos que tuvimos junto con los niños, niñas y jóvenes del colegio Santa Teresita del Tuparro fue el escribir. A la mayoría no les gustaba o sentían que no eran capaces, muchos creían que lo hacían mal, y por pereza o desconfianza no se daban el chance de intentarlo y esforzarse porque resultara.

La comunidad de Boponé está ubicada a una hora y media de la cabecera
 municipal de Cumaribo, recorriendo parte del río Vichada. De allí provienen
algunos de los niños que estudian en Santa Teresita.

Hablar del proceso de escritura me lleva a pensar en la forma como se desarrollaron estas actividades con tres niñas sikuani que venían de la comunidad de Boponé, de sexto grado, con quienes trabajamos en la elaboración de un juego informativo sobre el agua. Al principio la labor parecía algo complicada para ellas, pues les costaba exponer sus ideas en un texto escrito, sobre todo en español (teniendo en cuenta que su primaria la vivieron en la escuela satélite de su comunidad, en un contexto diferente donde el sikuani es el lenguaje principal para comunicarse); y también les resultaba difícil contármelas a mí, una persona recién llegada al internado, a quien hasta ahora estaban conociendo.

Extracto de diario de campo 1

Por Marcela Cely Santos

Domingo 10 de abril de 2011.
Institución Educativa Theodoro Weijnen/Misión Resguardo "La Pascua". 
La Primavera, Vichada, Colombia.

Es nuestro segundo domingo en la Misión. El internado está medio vacío porque muchos chicos pasan los fines de semana con sus padres, quienes los recogen los al terminar las clases, viernes o sábado (cada quince días hay clases los sábados en la mañana). Quienes se quedan tienen también un horario para hacer distintas actividades… asearse, estudiar, jugar, ir a una celebración de la palabra (no misa porque el Hermano que está en la Misión no es sacerdote como tal y no puede oficiar eucaristías). Todas esas actividades son también dirigidas y custodiadas por los profesores, que se turnan cosas como cuidar las filas de las comidas, llevar a los niños y niñas al caño para asearse, dirigir el aseo y demás. Domingo día de descanso… En nuestro caso esperábamos dormir hasta tarde, poder hacer “otras cosas”. Sin embargo aquel día los profesores tenían una actividad pedagógica, así que nos hicimos cargo de los estudiantes durante la jornada de la mañana.